Voy a intentarlo.
Sí, te voy a "contar" una canción. Es esa que
escuchas una mañana perezosa, un día más, otro que pasa sin que los sueños que
tienes se intuyan siquiera. Esa que el dial de la radio te tararea por sorpresa
cuando vuelves ya cansado... cansado de muchas cosas. Empieza lenta, el compás
rítmico de una baqueta que te hace sonreír y piensas y recuerdas: "qué
buena..." Y tu dedo reniega de tus frustraciones, se une al compás, golpea
el volante y te amplía el dibujo de tus labios. Y entra el bajo, tan serio como
parece, pero tan contagioso que el resto de tus dedos se desentumecen, mandan a
la mierda a tu pereza, a tus quejas y protestas, y siendo mano, bailan con el
volante. La energía parece regresar, esa que dejaste en brazos de tu amor de juventud
y que te hacía hacer tonterías porque, simplemente, era divertido. Y una voz te canta: "era sé una
vez…" Conoces la historia, pero da igual, tu lengua se acerca al paladar
y, sin ser silbido, silba mientras tu sonrisa ya no es de añoranza, empiezas a
estar bien. Comienzas a vislumbrar la luz del día, esa que tienen todos pero
que pocas veces entendemos. Con un limpio punteo, una guitarra se une al
crescendo. El blus deja paso al rock, y el rock riega tu pierna izquierda. Unos
con el talón, otros con los dedos de los pies, de cualquier manera, ya son
manos, lengua y piernas quien mandan a la mierda un día que parecía ser uno
cualquiera. Que bailan alrededor de tus lágrimas frustradas y te retan a
espabilar, a que despiertes, a que te levantes de la cama donde llevas tumbado
años. A que te olvides penas y fracasos. Y te conquistan al llegar al
estribillo. Te rindes, es inevitable. No recuerdas la letra, pero da igual,
maldita sea, ¡tarareas!: "Nana na nana nana…" Batería, bajo, guitarra
y una voz que ya no susurra, te canta, te cuenta, que hay cosas por sentir, que
ya está jodido el mundo para malgastar un solo día, uno de esos que son
"un día más" en estar triste, cansado, frustrado, fracasado, porque
cuando tengas uno de esos otros "días de menos", si has bailado y
cantado lo suficiente, podrás hacerlo también esos días, que es cuando se
necesita de verdad. Y al llegar al segundo estribillo, lo comprendes, y estallas
de forma controlada, algo es algo, y en la intimidad del atasco, te dejas
llevar. No sabes la letra, o no sabes inglés, o ni tan siquiera conoces la
canción, pero te lleva… y te inventas la letra, al fin y al cabo, estás solo,
nadie te escucha. Algo temeroso, miras a
los lados y ves caras grises de personas que viven lo que tú vivías: un día
más… Ocurre. Cantas con fuerza, pronuncias que das pena, tus padres tiraron el
dinero con las clases de inglés, pero… ¡qué más da! ¡Canta, joder! ¿Vergüenza? ¡La vergüenza es esa gilipollez
que te impide hacer cosas que te hacen sentir bien! Tus manos bailan entre el
volante y la palanca de cambio. Tus piernas rockanrolean. Tu cintura chirrían
desengrasándose y piensas… Si estuviera en mitad de la nada… Bailaría como un
loco. Y no te das cuenta: Ya estás en mitad de la nada. Porque a ninguna de
esas caras grises les importas una mierda. De hecho, es muy posible, que si tú
bailaras, el camarero que va a la derecha sonría y baile contigo. Sí, no te
sorprendas si la vieja que va a la compra, levanta su mano torpe y baile por
bulería. Porque lo llevamos en la sangre, queremos No Estar Tristes, ni
cansados, ni frustrados, queremos bailar con el volante, tararear, cantar en
voz en grito, bailar como locos, porque algo nos dice que esos días que son
"uno más" no merece la pena desperdiciarlos con quejas ni sueños
perdidos. Pero lo hacemos por… Vergüenza, y la vergüenza la inventó un tío que
murió sólo y aburrido, y el día que murió… fue un "día más".
Pero llegas… No encuentras sitio, te cabreas, te rindes.
Pero la música no lo hace y mientras andas hacia la oficina, vuelve a ti
tarareando en tu cabeza. Subes las escaleras de dos en dos y… te sientes bien.
Por un rato, quizás por una hora. Allí, frente al ordenador, piensas en ello.
¿Por qué te sientes bien? Y si la canción era buena, lo comprenderás. Porque no
merece la pena estar frustrados, joder. Porque podemos sonreír cuando queramos,
silbar, cantar, bailar… sin necesitar motivos, porque nos gusta hacer tonterías
si eso nos hace sentir bien y roban una sonrisa, tuya, mía, suya, como cuando
estábamos en los brazos de aquella chica y no teníamos vergüenza porque si la
teníamos, perderíamos a esa preciosa chica que cantaba fatal y bailaba como una
loca pero que... le importaba una mierda, se sentía bien. Sí, joder, ¡canta! Ponte en pie en mitad de la
oficina y baila un rock mientras pateas las carpetas. Los archivadores son la
batería, de guitarra la escoba, el micrófono un ratón. Lo peor que podría
pasarte, ¿qué es? Porque recuerda, a los que están ahí, esos de las caras
grises que ahora andan por los despachos… les importas una mierda. ¿Qué es lo
mejor que podría ocurrir? Sí, amigo mío, no te sorprendas si todos pierden la
vergüenza, si ese calvo tan callado de pronto se levanta y se pone hacer el
robot. O el idiota de tu jefe levanta ambos brazos y se lanza por camarón.
Claro que sí, amigo mío, puede ocurrir, porque en el fondo,
todos queremos cantar, a todos nos gusta hacerlo. Y bailar, aunque nos de
vergüenza hacerlo desde aquella noche que perdimos a la chica ―nadie te dijo
que iba a ser para siempre…―. Porque nos gusta sentirnos bien, queremos
sentirnos bien, pero nos rendimos, olvidamos la música, esa canción que nos
dice que no merece dejar pasar "un día más" sin intentar sentirte
bien. Déjate llevar, libérate y descubrirás que sin mucho esfuerzo, todos los
días cantarás y bailarás. Y eso… Es un comienzo.
Yo… Bailo fatal, canto que da pena. Pero miro a mi alrededor
y veo que a la inmensa mayoría de la gente les importo una mierda, así que…
¿qué más me da? La simple posibilidad de que, de pronto, estos grises que me
rodean se levanten y bailen y canten conmigo, merece la pena. Así que… Voy a
intentarlo.
Nana na na nana…
jajaja me encanta... ojala y todos los intentaramos... y mira que yo soy de las que hace el tonto en publico aun sin pretenderlo ....
ResponderEliminarNaturalidad, Yasnaia, eso es bueno! Gracias por el comentario!
EliminarMe ha gustado muchísimo!! Has sabido expresar perfectamente lo que nos pasa a la mayoría cuando disfrutamos de esa buena música que nos hace querer bailar y cantar.
ResponderEliminarGracias Nuria! Cuantas canciones nos provocan esos bailes!
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