Tú Eres Revolución
(1)
Yo sólo tengo un sueño. Sencillo, simple, humilde. Sin oros ni lujos. Un
bosque, un lago, una casa de madera, mañanas luminosas entre el griterío de mis
hijos, tardes de brisa y café con algunos amigos, noches de calor junto a mi
mujer y madrugadas lentas hablando con mi pluma.
(2) No es mucho, creo. O sí lo es. Hoy sí,
hoy sí lo parece. No debería ser un sueño imposible, pero hoy… hoy sí que lo
es.
(3)Y lo es porque algo falla en este sueño
sencillo: ¿Es lícito? ¿Es Justo? No, no lo es. Es egoísta. Así lo creo cuando
miro a mi alrededor. (4) Mi sueño
sería un absurdo silencio en un mundo que truena. Mi sueño sería un murmullo
vanidoso en un mundo que sufre. Es egoísta… sí, sí que lo es.
(5) Y lo es porque cuando levanto mi mirada
veo un mundo triste, demasiado triste, tan triste que convierte un sueño
sencillo en egoísta. (6)Pero al
cerrar los ojos imagino otro mundo, un mundo que se me antoja, al menos, mejor.
Un mundo donde mi sueño sería justo, lícito, generoso…
(7) Y pienso, medito, discuto y me peleo con
mi reflejo buscando como ir desde el mundo que veo hasta el mundo que imagino. (8)Así, de pié, delante de un espejo, me
enfrento y me pregunto: ¿Qué tengo? ¿Qué puedo hacer? ¿Soy utópico? ¿Un iluso?
¿Acaso puedo yo hacer algo? (9) Y
agachando derrotado mi mirada me reconozco un don nadie, sólo un hombre, un
vulgar y simple hombre. (10) No soy
un líder, no soy la voz que clama en el desierto, no soy el valiente Aquiles
que se enfrenta a los ejércitos, no soy David con su honda y su piedra, no soy
el Capitán Trueno, no soy el héroe de ninguna historia, no soy Luther King, ni
Gandhi, ni Mandela, ni Lennon ni Silvio. Soy camarero, soy ingeniero, soy
carpintero, soy arquitecto, soy obrero, soy enfermero, soy como tú: Un hombre
normal con un sueño sencillo.
(11) Y llevando mis manos hasta mi reflejo,
intentando comprender qué diferencias hay entre lo que soy y lo que veo, siento
el frío sobre los dedos de mis manos y lo descubro. Ahí está, mi mano derecha.
Manchada con la tinta de tantos fracasos. De tantas lágrimas azules. De tantas
palabras. Y es en ese instante
cuando con un escalofrío se me revela la verdad.
(12)Tengo algo, algo que me hace especial.
Todos lo tenemos pero ya lo hemos olvidado… A alguien le interesaba que lo
olvidáramos. Yo tengo mi mano, tengo mis letras, tengo mis palabras, tengo mis
frases, tengo mis cartas, tengo mis historias.
(13) Miro a mi mano, la interpongo entre yo
y mi reflejo, la miro y la increpo: ¿Qué lloriqueas? ¿Qué protestas? Ahí estás,
en las tristes noches de prosa silenciosa sales a pasear; en alguna tarde
bucólica protestas a una hoja que esconderé. (14)
Y hablamos y nos quejamos y lloramos en las cenas y comidas, con amigos o
familia… Y nos consolamos y nos acariciamos el lomo y enjugamos nuestras
lágrimas los unos a los otros y lamemos nuestras desgracias… Pero al salir a la
calle… Silencio. Mudos temerosos. Gargantas susurrantes…
(15) Ahora me pregunto: ¿Qué hacemos?
¿Callar como los muertos?
(16) Mira tu reflejo y busca, encuentra
aquello que te hace único. (17) Yo
tengo mi mano, con la que escribo. Otros tendrán voz con la que cantar o
gritar, otros tendrán música, otros tendrán un pincel, una brocha, un cincel.
Otros tendrán brazos poderosos para levantar torres desde las que poder gritar.
Otros tendrán esperanzas, sueños… Otros, simplemente, voluntad. (18) Y si crees no tener nada, une tu voz en
el estribillo, únela en el grito, únela en el cemento y en los ladrillos… (19) Porque el sueño sencillo de uno es una
egoísta utopía, pero el sueño todo un pueblo es una semilla de futuro. (20) Tu grito puede ser murmullo pero
nuestras voces unidas serán el temible temblor en los cimientos de esta
civilización. (21) Nuestros
corazones unidos son la voz que ruge en el desierto, unidos somos el Capitán
Trueno, la esencia de Aquiles, la penetrante voz de Luther King, el atronador
silencio de Gandhi, unidos seremos cualquier héroe… (22) ¡Unidos somos la sublime estatua a la Libertad que
señala a los culpables y con poderosa voz los juzga y los condena!
(23) Yo sólo puedo escribir y denunciar. Y
así, con mi mano derecha manchada con la tinta de mis fracasos, escribo y
pienso que quiero ir desde este mundo que veo hasta ese otro que imagino. (24) Mi nombre es Utopía si quieres. Mi
apellido es Loco Idealista, pero aquí y ahora agarro mi espada y dándome igual
si estoy sólo y me tachan de tarado, escribo y denuncio a todos los que con su
mediocridad, egoísmo, manipulación, mentiras y melosas caricias, han tratado de
esconder La Verdad y La Libertad.
(25) Y la verdad es que no somos libres.
Pero La Verdad también nos dice que La Libertad es el más intrínseco de
nuestros Derechos y nuestra más importante Obligación. (26) Y en La Verdad leeremos que podemos
hacer algo para ir de este mundo que vemos, el que hemos construido para Ellos
con nuestro sudor, hasta el mundo que imaginamos, construido para Todos con el
sudor de Todos, el nuestro y, por supuesto, el de Ellos también. (27) La Verdad es el Ladrillo que debemos
usar para construir nuestro mundo, nuestros muros, nuestros castillos, nuestro
Futuro. (28) La Verdad, no la de
Ellos, no la Nuestra; La Verdad que se revela como nuestra espada, La Verdad
que se rebela contra la mentira. La Verdad que Ellos han vomitado, que han
manchado, que han troceado, que han envenenado… La Verdad que nosotros hemos
olvidado y abandonado. Esa verdad, La Verdad, la que no esclaviza, la que
libera.
(29) Éste mundo que imagino sí que es un
sueño justo, pero es un sueño imposible, como lo son los sueños ilusos de uno. (30) Pero también sé que el sueño de un
Pueblo es semilla de Futuro y siembra de Revolución. (31) Si sólo soñamos en soledad y silencio, no habrá futuro. (32) Si soñamos unidos y gritamos y cantamos
y denunciamos, nuestro Sueño será futuro y nosotros Gigantes en Revolución.
(33) Escribe, canta, grita o construye
conmigo, porque tú, amigo mío…
¡TÚ ERES REVOLUCIÓN!
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