Que vuelen las hojas secas del bosque tras la estela de tu brioso zaino. ¡Galopa, galopa! ¡No pares esta noche! Sigue la huella del viento enfurecido; ruge como las olas del mar que rompen los acantilados perdidos y blande tu espada al alto abismo porque esta noche, ¡quizás tengas que luchar!
Y no trotes, aún menos desmontes, vence con tu sudor al frío y deja el calor falso de la hoguera a los blandos y vencidos.
Y el hambre, para los muertos.
Que se atraquen de gusanos
inmundos, ¡que tu hambre es la de los vivos!
Aliméntate de los locos vientos y del polvo que levanta tu camino.
Y la carne... ¡al moribundo!
Que tu palabra sea el silencio; tu voz, el látigo que fustiga; y que tu canción sea el destello en tu espada de la luna que te ilumina.
Y la palabra, para los sordos que sólo escuchan sus mentiras y esclavizan a los dueños.
Que tu rey sean los sueños y las vistas desde las colinas.
Y las palabras... ¡para los necios!
Y sigue galopando con tu rabioso zaino, y ni te pares por el frío ni por el hambre de los muertos; y que hable tu mirada para aquellos que tengan oídos, porque esta noche, es posible, caballero, ¡que tengas que luchar con tu destino!
Y el destino... ¡Para los necios y los muertos!
¡Ualaaa! Yo quiero yo quiero luchar contra todo lo que me depare este destino crudo e inmundo que me traes aquí escondido, y dejar a los muertos muertos y a los vivos vivos. Sensacional el cúmulo de palabras perfectamente enlazadas, si señor, muy bueno. Un beso, como el de antes, pero en la otra mejilla :D
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