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martes, 13 de septiembre de 2011

Carta a mi Locura

Bajo una aurora boreal roja, azul, violeta, blanca, me tumbo en la fresca hierva del Prado de los Enamorados y cuento las estrellas mientras te espero.
Pasan las horas tan suaves como la brisa que me acaricia, y yo sonrío ante tu tardanza. Ya de noche un dulce cuco me despierta y me inquieto al no verte. Bueno, no has venido. ¡Mañana te veré!

Sentado en el banco
verde que se cobija bajo el roble en el Paseo de los Felices, sonrío alegre al pasar amores y con mil pálpitos de corazón me emociono al ver una dulce figura lejana venir hacia mí. Poco a poco la distingo y no es tu sonrisa.
Llega la tarde entre extintas palpitaciones y el eco de tu nombre. No has venido. Mañana te veré.

Paseando taciturno por la vieja Calle de la Esperanza; cuando la tarde recoge a los hombres, oigo abrirse y cerrarse los portales de las vidas. En cada suspiro de descanso que me llega giro mi mirada y te busco ya preocupado. ¿Eres tú la que entra? ¿Acabas tú de salir? Alzo mi mirada hacia las luces buscando tu sombra; aplico mi oído a las palabras de las cenas.
Así llega la noche y cuando sólo hay silencio y algo de soledad, me doy cuenta... No has venido. Mañana...

Sentado apoyado en un sauce, allí, en la Plaza de los Tristes, doy de comer a siete palomas. Con la cabeza agachada y los hombros caídos arrojo las pequeñas migajas de mi corazón. No soy consciente de quien pasa o quien sonríe, ni tan siquiera si las palomas comen mis migajas.

Cuando anochece me levanto con esfuerzo y arrastrando mis pies por la calle de las Mil Lágrimas, atajo por el callejón de los Locos para llegar pronto al Parque de los Desesperados. Allí, en el jardín de los Sueños Rotos, detrás de unos espinos sin flor, tengo preparada mi cama. Un montón de hojas son mi almohada, la tierra es mi colchón, como techo las estrellas, como manta mi dolor. Allí me tumbo como cada noche, y antes de cerrar los ojos, arranco un espino, me lo clavo y me digo:
<< Ya no vendrá. Despierta...>>

Luego mi desgracia me obliga a dormir pues la lágrima que empezaba a salir se congela por el frío y los ojos no puedo abrir hasta que lo quiera el sol.


 ¡Qué feliz soy esos días!
¡Qué agradable se ve la vida cuando a algo puedes esperar, cuando algo te puede hacer dudar, cuando algo te puede hacer llorar!

Sí, esos días del año en los que me abandona mi cordura y me llega el desquiciado enloquecer soy feliz.
¿Cómo? ¡Ah! ¿Cómo poder explicar que prefiero mil días de locura a una sola noche de recuerdo?
¿Cómo poder explicar que prefiero pensar que mi amor sigue viviendo, aunque sea sin mí, a temblando recordar aquella vez que nos dimos el primer beso, ese primer beso inocente de temblor, ingenuo de pasión?
¿Cómo poder explicar que prefiero pasear por el Parque de los Desesperados a recordar cómo reíamos y corríamos por la Plaza de los Dichosos cogidos de la mano y chapoteando en la fuente?

No, no puedo explicar por qué prefiero clavarme un espino cada noche y por qué provoco mi llorar para dormir obligado, antes que con los ojos absortos y fijos, mirar al cielo infinito y ver allí su infinita mirada, su ultima mirada; recordar cómo la sujetaba entre mis brazos mientras ella sin fuerzas intentaba acariciarme un dedo; cómo una gota de sangre roja mancho sus labios y yo pegué mis ojos a su boca para que mis lágrimas de corazón que muere retuvieran las lagrimas rojas del alma que abandona; cómo, en un último suplicio agotador de su vida y última agonía de mi corazón ella dijo <<Te quiero>> y yo la susurre <<Espérame>> Cómo sus ojos lucharon con las tinieblas y como cayeron derrotados perdiendo primero el brillo, luego el color y cómo la macabra muerte no quiso cerrarlos sino dejarlos así, vacíos, secos, muertos, ...mirándome. Cómo escuchó mi alma partida, rajada, rota, aplastada, oprimida... cómo escuchó su último suspiro. Ese suspiro lo llevo dentro todavía; no quise dejárselo al viento y lo besé. Besé su último suspiro...


...Cómo poder explicar tantas cosas cuando lo único que quiero explicar es que ella ya no volverá y yo aquí ya no quiero estar.


1 comentario:

  1. Me acabas de romper el alma, el corazón y cuerpo desecho que me has dejado, que no sé si felicitarte o darte un puñetazo por hacerme sufrir tanto (broma obviamente) Que te ha quedado magnifico, sublime, como todo un artista de las letras que ya te considero, que me dejaste un comentario diciéndome que quizás después de leer tu relato de fuera de serie me iba a decepcionar lo siguiente, y nada mas lejos de la realidad, he quedado si cabe mas prendida de tus letras. Pobre protagonista, perder algo tan insustituible, algo tan precioso y indispensable para ser feliz, y que como al corazón y la mente no se le engaña, solo queda sufrir y desesperar. Que descanse en paz sobre su almohada de hojas en esa Plaza de los Dichosos. Que me gusta mucho, que lo sepas. Besos

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