-->
Mejor con Google Chrome...


Libros disponibles en Amazon
Lecturas recomendadas más populares: Intenciones
En la Buhardilla
Síndrome Cyrano
Fragmentos para conocerme : Pasa el ratón por encima y, si te gusta, pincha para leer más.
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15

domingo, 8 de febrero de 2015

Enamórate de una chica tonta.

Enamórate de una chica tonta. Hazme caso. De una que no se encerró en una buhardilla a leer libros polvorientos porque prefería pasear escuchando el  ruido de las hojas que pisaba.  Una vez conocí una así. Recuerdo una noche que nos tumbamos en la hierba. Yo miraba a las estrellas. Ella me miraba a mí. Le expliqué las reacciones químicas que formaron las estrellas. Le hablé de la gravedad, de cómo los cuerpos  se atraen, de la aceleración, de 9,81 metros por segundo cuadrado. De explosiones, big bang y universos paralelos. Mis palabras fluían hacia el espacio y mis dedos señalaban silenciosas estrellas. Y la chica tonta, que no sabía quién era Kepler, me miró como si no hubiera entendido  nada y con una sonrisa me dijo: 

-        –Qué tontería. Son sólo lucecitas en el cielo.

Y me besó.
Y al hacerlo en mis labios ocurrieron reacciones químicas que no entendí. Nuestros cuerpos se atrajeron con la misma fuerza, mi corazón se aceleró y no me extrañaría que latieran 9,81 veces por segundo… al cuadrado.

Ahora lo pienso y tengo la certeza absoluta de que sin esa niña tonta que no conocía a Kepler, mi vida explotaría en un big bang sin sentido. Viviría en un universo paralelo en el que no me gustaría estar. En una vacía galaxia viviría. De entre las estrellas silenciosas y libros polvorientos, una chica tonta me rescató. Son sólo lucecitas…

Enamórate de una chica tonta.  No pierdas tiempo. De una chica que no sepa quién es Dostoievski y frunza el ceño cuando sonríes por su ignorancia. Que se pierda en argumentos complejos, tramas y retamas, nudos y desenlaces de pedantes y eruditos. De Sabios. De una de esas chicas que no rima con Whitman pero que de sus labios brotan versos, perdón, besos. Una chica tonta que llora con las bobas comedias románticas del cine y se duerme aburrida con Casablanca. Que le gustan historias tan simples que te hacen menear la cabeza y rendir el mando de la tele a su sonrisa. Enamórate de una de esas chicas por las que serías capaz de renunciar al Halcón Maltes y a Bogart por el simple hecho de que siga contigo en el sofá. Sí, enamórate de ella, maldita sea, porque esa chica, sin saberlo, escribirá tus dramas y aventuras con tal simpleza que te hará sentir un vulgar escritorzuelo buscando madera inspiradora en un bosque tallado por Dalí.

Conocí una chica así. Cuando la vi, me dije como Bogart: «De todos los bares en todos los pueblos en todo el mundo, ella entra en el mío» Traté de no enamorarme. Incluso me convencí de que no estaba enamorado. Nos sentamos en una cafetería y le hablé del joven Werther, de dramas Shakespeare, de poemas de Keats, del amor que yo buscaba, de esa chica tan especial que conocería un día, que leería Stendhal, recitara la teoría de la relatividad de memoria y que nuestro amor sería tan mágico como el número aureo.
Y ella me miró con una tristeza que no pude describir. Tantos libros que había leído yo… y una mirada le bastó.
-          Pobre –me dijo. No comprendes nada –sentenció.

Y no hizo como yo. No sonrió ante mi ignorancia. Me cogió de la mano y me explicó las reacciones químicas que unen los corazones. Me explicó los dramas de Shakespeare. Me explicó poemas de Keats… sin haber leído nada de todo aquello.

La ley de gravitación universal empieza con una mirada. La fusión no está en las estrellas, pobre tonto, están en los abrazos. El big bang es el primer beso. Ese beso que atrapas y subes corriendo a la buhardilla para escribir una poesía creyendo que fue Baudelaire quien te ayudó, idiota… La primera vez que haces el amor, rompes teorías de la relatividad. Y cuando ella pierde la sonrisa, mandas a la mierda a Kepler y recuerdas la sencilla ley de Acción y Reacción: Ella triste. Tú mueres. Con una sola lágrima le bastará para enredar tu erudita ciencia entre los reglones de una tragedia, y sabrás, pobre tonto, al fin lo entiendes, lucecitas… que no es Hamlet, ni Julieta, ni Macbeth, ni Othelo, ni el espectro de ningún elevado dramaturgo atormentado quien empuja tu febril lápiz.

¡Enamórate de una chica tonta! Con el tiempo, recordarás a Bogart y no comprenderás nada, de eso se trata, de no comprender nada: "De entre todos los bares del mundo…" Yo caluroso, ella friolera. Yo ventanas abiertas, ella con persianas cerradas. Ella mañanas, yo madrugadas. Yo vino. Ella un Bitter… ¡Un Bitter! ¡A quién demonios le gusta el Bitter!


Sí, hazme caso, enamórate de una chica tonta. Que entienda de abrazos más que de fusiones. Que no calcule besos, que se equivoque al sumarlos. Que te atraiga cada año con una fuerza directamente proporcional al volumen de silencios que desplaza. Que te inspire un sueño 9,81 veces por segundo… cuadrado. Que frunza el ceño a Dostoievski, que al leerte diga "Buff…" y te coja de la mano para sacarte de tus libros. Que se trabe al decir Baudelaire pero recuerde bien a vuestros amigos. Que le aburra Casablanca. Sí, incluso que le guste el Bitter.

Si lo haces, un día llegarás a una terrible conclusión, a esa que sospechas desde aquella noche en que tumbados en la hierba explicabas las estrellas. Que en el fondo sabías que uno hablaba del vacío y de La Nada y ella vivía con su mirada y lo sentía Todo. Que uno se perdía en el Espacio/tiempo y ella recorría espacio que nos separaba y ganaba tiempo.

Sí, enamórate perdidamente de una chica tonta, me darás las gracias. Una tarde, en una cafetería, después de muchos años, escribirás esa conclusión:

Yo aquí tan listo y tan ignorante. Tú allí tan tonta y… tan sabia.


Y sabrás que lo tuyo tiene solución si al poner punto y final, te vas a dormir y ella, sí, la chica tonta, está en tu cama.