Gotas…
Puedes ser la gota que cae desde la oscura nube, que veloz
se dibuja como un trazo y confunde a quien la observa, a quien la espera, a
quien la rechaza... y al caer, te estrellas y multiplicas y riegas olvidadas
aceras.
Puedes ser aquella que no se estrella, que se agarra en el último momento a la
delgada hoja de un sauce, que trata de convencerlo para pervivir juntos,
efímero romance, donde uno entrega su esencia y otro la convierte en su sangre.
Puedes ser esa gota que alumbra la mañana, que de la nada,
hija de la tierra, asoma su reflejo para evaporarse sin rencores, y asciende ligera, y se entrega a los vientos, y alimenta otras nubes, en otras comarcas, y alguna calurosa tarde... regresa.
Puedes ser aquella gota que a veces riegan mejillas, que
suavizan tristezas, que destrozan sonrisas... A veces valientes, otras
suicidas, que curan heridas o con su salado sabor... las recrudecen. Que dicen
"esto duele" a veces, que siempre dicen adiós cuando el adiós duele.
Hoy llueve. Las veo, os veo, jugando en el cristal
ignorantes de que pronto escampará. Y por eso pienso... Pienso, maldita sea,
que en el fondo, algún día, por algún momento, seremos cada una de estas gotas.
Y seremos alivio para la sed de alguien que precisa florecer; seremos la sangre
de quien sueñe con un romance tan efímero como la vida; seremos rocío aquellas
mañanas que nos marchemos sin rencor. Y, seguro, en algún momento, tarde o
temprano, seremos lágrimas, de sonrisa puede, y seguro que también de un adiós.
Pero jamás seas como la primera. Gota kamicace que cruza por
la tormenta sin otro destino que estrellarse, porque si así fuera... ¿qué
dejarías tras engañar con tu trazo a quien te observó, tras estrellarte contra húmedos
adoquines, tras evaporarte en baldías aceras? Ni tan siquiera un bonito
recuerdo, pues descubrirás, diluyéndote en sucios charcos, que como tú… habrán
caído miles.
f.j. Rohs
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