Enamórate de una chica tonta. Hazme caso. De una que no se
encerró en una buhardilla a leer libros polvorientos porque prefería pasear
escuchando el ruido de las hojas que
pisaba. Una vez conocí una así. Recuerdo
una noche que nos tumbamos en la hierba. Yo miraba a las estrellas. Ella me
miraba a mí. Le expliqué las reacciones químicas que formaron las estrellas. Le
hablé de la gravedad, de cómo los cuerpos
se atraen, de la aceleración, de 9,81 metros por segundo cuadrado. De
explosiones, big bang y universos paralelos. Mis palabras fluían hacia el
espacio y mis dedos señalaban silenciosas estrellas. Y la chica tonta, que no
sabía quién era Kepler, me miró como si no hubiera entendido nada y con una sonrisa me dijo:
- –Qué tontería. Son sólo lucecitas en el cielo.
Y me besó.
Y al hacerlo en mis labios ocurrieron reacciones químicas
que no entendí. Nuestros cuerpos se atrajeron con la misma fuerza, mi corazón
se aceleró y no me extrañaría que latieran 9,81 veces por segundo… al cuadrado.
Ahora lo pienso y tengo la certeza absoluta de que sin esa
niña tonta que no conocía a Kepler, mi vida explotaría en un big bang sin
sentido. Viviría en un universo paralelo en el que no me gustaría estar. En una
vacía galaxia viviría. De entre las estrellas silenciosas y libros
polvorientos, una chica tonta me rescató. Son sólo lucecitas…
Enamórate de una chica tonta. No pierdas tiempo. De una chica que no sepa
quién es Dostoievski y frunza el ceño cuando sonríes por su ignorancia. Que se
pierda en argumentos complejos, tramas y retamas, nudos y desenlaces de
pedantes y eruditos. De Sabios. De una de esas chicas que no rima con Whitman
pero que de sus labios brotan versos, perdón, besos. Una chica tonta que llora
con las bobas comedias románticas del cine y se duerme aburrida con Casablanca.
Que le gustan historias tan simples que te hacen menear la cabeza y rendir el
mando de la tele a su sonrisa. Enamórate de una de esas chicas por las que
serías capaz de renunciar al Halcón Maltes y a Bogart por el simple
hecho de que siga contigo en el sofá. Sí, enamórate de ella, maldita sea,
porque esa chica, sin saberlo, escribirá tus dramas y aventuras con tal
simpleza que te hará sentir un vulgar escritorzuelo buscando madera inspiradora
en un bosque tallado por Dalí.
Conocí una chica así. Cuando la vi, me dije como Bogart: «De todos los bares en todos los pueblos en todo
el mundo, ella entra en el mío» Traté de no enamorarme. Incluso me convencí
de que no estaba enamorado. Nos sentamos en una cafetería y le hablé del joven
Werther, de dramas Shakespeare, de poemas de Keats, del amor que yo buscaba, de
esa chica tan especial que conocería un día, que leería Stendhal, recitara la
teoría de la relatividad de memoria y que nuestro amor sería tan mágico como el
número aureo.
Y ella me miró con una tristeza que no pude describir.
Tantos libros que había leído yo… y una mirada le bastó.
- –Pobre –me dijo–. No comprendes nada –sentenció.
Y no hizo como yo. No sonrió ante
mi ignorancia. Me cogió de la mano y me explicó las reacciones químicas que
unen los corazones. Me explicó los dramas de Shakespeare. Me explicó poemas de
Keats… sin haber leído nada de todo aquello.
La ley de gravitación universal
empieza con una mirada. La fusión no está en las estrellas, pobre tonto, están
en los abrazos. El big bang es el primer beso. Ese beso que atrapas y subes
corriendo a la buhardilla para escribir una poesía creyendo que fue Baudelaire
quien te ayudó, idiota… La primera vez que haces el amor, rompes teorías de la
relatividad. Y cuando ella pierde la sonrisa, mandas a la mierda a Kepler y
recuerdas la sencilla ley de Acción y Reacción: Ella triste. Tú mueres. Con una
sola lágrima le bastará para enredar tu erudita ciencia entre los reglones de
una tragedia, y sabrás, pobre tonto, al fin lo entiendes, lucecitas… que no es
Hamlet, ni Julieta, ni Macbeth, ni Othelo, ni el espectro de ningún elevado
dramaturgo atormentado quien empuja tu febril lápiz.
¡Enamórate de una chica tonta! Con
el tiempo, recordarás a Bogart y no comprenderás nada, de eso se trata, de no
comprender nada: "De entre todos los
bares del mundo…" Yo caluroso, ella friolera. Yo ventanas abiertas,
ella con persianas cerradas. Ella mañanas, yo madrugadas. Yo vino. Ella un
Bitter… ¡Un Bitter! ¡A quién demonios le gusta el Bitter!
Sí, hazme caso, enamórate de una
chica tonta. Que entienda de abrazos más que de fusiones. Que no calcule besos,
que se equivoque al sumarlos. Que te atraiga cada año con una fuerza directamente
proporcional al volumen de silencios que desplaza. Que te inspire un sueño 9,81
veces por segundo… cuadrado. Que frunza el ceño a Dostoievski, que al leerte
diga "Buff…" y te coja de la mano para sacarte de tus libros. Que se
trabe al decir Baudelaire pero recuerde bien a vuestros amigos. Que le aburra
Casablanca. Sí, incluso que le guste el Bitter.
Si lo haces, un día llegarás a
una terrible conclusión, a esa que sospechas desde aquella noche en que
tumbados en la hierba explicabas las estrellas. Que en el fondo sabías que uno
hablaba del vacío y de La Nada y ella vivía con su mirada y lo sentía Todo. Que
uno se perdía en el Espacio/tiempo y ella recorría espacio que nos separaba y ganaba
tiempo.
Sí, enamórate perdidamente de
una chica tonta, me darás las gracias. Una tarde, en una cafetería, después de
muchos años, escribirás esa conclusión:
Yo aquí tan listo y tan
ignorante. Tú allí tan tonta y… tan sabia.
Y sabrás que lo tuyo tiene
solución si al poner punto y final, te vas a dormir y ella, sí, la chica tonta,
está en tu cama.
Qué bonito!!!
ResponderEliminarGracias niña eres una crack, siempre la primera!! Y yo lo poco atento que soy...
EliminarQué bonito!!!
ResponderEliminarEs precioso!! Me ha encantado!
ResponderEliminarGracias Yasnaia! Cuanto sin saber de ti! Bueno, más bien sin saber de mi! XD
EliminarEs precioso!! Me ha encantado!
ResponderEliminar!Genial!!!
ResponderEliminarGracias Andos!
EliminarLa incuestionable valía de una chica tonta. Maravilloso! Felicidades.
ResponderEliminarYa te digo, Valme! Gracias!
EliminarOh, tras leer esto me alegro de ser taaaan rubia. :)
ResponderEliminarNa, tú sabes quién es Kepler y sabes pronunciar Baudelaire hasta congracia... Rubia de pego! XD
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